ONDA TEGUESTERA SEÑAL EN VIVO
Si hay un municipio que puede servir para un máster intensivo en política local en Canarias, ese es, sin duda, Puerto de la Cruz. Una ciudad referente del turismo mundial, que exploró lo que se llamó luego modelo de masas desde los años 60 del XX, si bien ya era un destino de clima y salud siglos atrás, y que, pese a ser la localidad isleña más pequeña (9 kilómetros), concentra visiones, sensibilidades, contrastes sociales y económicos propios de urbes mucho más grandes.
Esas paradojas, sin embargo, chocan con la sensación histórica de vanguardia y de municipio lanzadera que, aunque con altibajos, ha recuperado con intensidad su condición de liderazgo en los últimos años, sobre todo en medio de la COVID. Eso sí, esa bandera de punta de lanza comarcal ha ido de la mano de un enconamiento político sempiterno, aunque impulsado y mantenido con fuerza desde 1995, con la primera moción de censura. Desde entonces y hasta este viernes, ya son tres y todas contra el PSOE, si bien llama la atención que, en esta ocasión, con la participación de un partido supuestamente a la izquierda de la socialdemocracia (Asamblea Ciudadana Portuense, ACP), que le ha devuelto la alcaldía al PP junto a CC, los censurantes habituales.
Sin duda, el contacto turístico con países avanzados en plena dictadura y la presencia de múltiples hoteles y comercios con, a su vez, amplias plantillas propició una potente base social obrera desde los años 60 (aunque muchos procedían de municipios cercanos). Esta estructura social en una ciudad con un poder muy concentrado en pocas familias durante el franquismo se mezcló con la tradición socialista local desde las primeras protestas de pescadores a inicios del XX, las huelgas en la platanera apoyadas en el Puerto (años 30), los gobiernos de izquierda en la II República y líderes de gran tirón desde la vuelta de la democracia, como Paco Afonso, alcalde de 1979 a 1984 y gobernador civil fallecido en el trágico incendio de La Gomera de septiembre del 84.
El resultado fue que el PSOE supo aglutinar estos flujos y logró mayorías absolutas estables durante 16 años (1979-95).
Fue tal la aceptación y carisma de Afonso que, si bien en plena ola de Felipe González y el PSOE del 82, en las locales de 1983 obtuvo 17 de los 21 concejales (72% de los votos), algo casi quimérico desde entonces y solo repetido en esa proporción en municipios como Gáldar (NC) o La Matanza (PSOE), entre otros pocos. Tras su triste pérdida, le sucedió su número 2, Félix Real, quien, aunque con menos tirón, mantuvo las mayorías absolutas hasta que, en 1995, una agrupación local dividida decide renovar el cartel y apostar, por poco margen, eso sí, por Salvador García, periodista y edil desde 1979, lo que no gustó nada a Real. De hecho, en 1999 creó Independientes del Puerto, si bien no logró actas (sacó unos 400 votos) ni impidió la mayoría absoluta de García. Además, ha acabado volviendo a las filas socialistas y, de hecho, estuvo en un acto de campaña de 2023 en apoyo a Marco González junto a otros exalcaldes, precisamente Padrón y García.
No obstante, y pese a la hegemonía del PSOE, el propio Félix Real casi sufre una primera censura en el mandato 1987-1991. Tras arrasar Afonso en 1983, el PSOE baja de 17 a 12 ediles (uno más que la mayoría absoluta), las ATI-AIC de Marcos Brito obtienen 4, AP (luego PP) entra con 3 concejales, el CDS logra 1 e ICU, con Salvador Movilla (después en IU), otra acta. Sin embargo, los ediles María del Mar Reyes y Paulino Yanes se fueron del PSOE y estaban dispuestos a voltear el gobierno junto a ATI, AP y CDS, toda vez que Movilla había dicho que no apoyaba a Real (otra cosa es qué hubiese votado). No obstante, la operación se abortó antes porque los socialistas lograron captar al edil del CDS, José Cruz, que acabó entrando en el PSOE.
Aunque el Puerto tenía tradición socialdemócrata, y como muestra ese intento fracasado, 16 años de poder desgastan y, sumados a la ola estatal del PP (que ganó, aunque por 300.000 votos, las generales del 96), en 1995 el resultado del PSOE menguó lo suficiente (de 13 a 9) como para darse un cambio, deseado a fondo por la derecha, en muchos casos hasta radicalizada porque, según se argumentaba entonces, un periodo tan largo de gobiernos del mismo partido explica el extremismo. A García no le valía el edil de IU y, así, pudieron sumar el PP (6) y CC (5). No obstante, y aunque se dejó gobernar al PSOE 28 célebres días, el acuerdo entre conservadores y nacionalistas no fue nada fácil. De hecho, lo desencalló un tal Paulino Rivero, entonces mandamás interno de CC (antes ATI), en su casa de El Sauzal.
Fallo clave del PP en 1995: da la Alcaldía a CC
Lo curioso, y garrafal para el PP, fue que Antonio Castro, su candidato e hijo de un alcalde franquista, decidió ceder la Alcaldía a Marcos Brito porque consideró que, por su experiencia en ese puesto durante la dictadura (fue edil desde 1972 en pleno franquismo y alcalde antes de la democracia), eso era lo más acertado para el nuevo gobierno. Cuatro años después, el PP bajó de 6 a 2 y Brito subió de 5 a 8, pero el PSOE recuperó dos y obtuvo la que sigue siendo la última mayoría absoluta (en 1999, con 11 ediles, si bien Marco González es el que más cerca se ha quedado, a 14 votos en 2023).
García no paró de criticar que se le censurase cuando apenas llevaba 28 días, pero aquella moción, que también fue dura, dividió al pueblo, resultó desagradable y triste para unos y desató la euforia y esperanza en los otros (como siempre pasa con estos cambios), se entendía en el contexto de un feudo tradicional del PSOE que no podían desaprovechar las derechas. De hecho, de Brito siempre se dijo (y los resultados lo demuestran) que aglutinaba voto de la ultraderecha y que entra en ATI en los 80 no por convicciones insularistas o nacionalistas desde la conversión en CC, sino porque era la mejor plataforma para discutir la hegemonía local socialista tras extinguirse la UCD.
El primer gobierno portuense de PP-CC vivió diversas crisis, aunque nunca definitivas. Eso sí, concejales como Minguillón (CC) llegaron a reconocer al poco del pacto que, “quizás, necesitarían apoyarse en la oposición”. Entre otros, le acompañaban en su grupo el histórico eurodiputado de AIC y CC Isidoro Sánchez y la ex de Ican y, luego, una de las dirigentes de confianza de Rivero, Milagros Luis Brito, aparte de Sandra Rodríguez y Juan Carlos Marrero.
Tras su triunfo y gobierno en solitario de 1999 a 2003, PSOE estaba seguro, al menos García, de que, en 2003, mantendría y hasta reforzaría su mayoría absoluta, pero se dio un gran vuelco, CC obtuvo 10 ediles, los socialistas bajaron a 8 en una de sus noches más tristes y Brito recuperó el poder junto a un, aún, capitidisminuido PP (3). Sin embargo, lo mismo se dio a la inversa en 2007, cuando el PSOE de Lola Padrón subió a 10 (siempre recuerda los 600 votos de IU sin lograr acta, pues, de ser socialistas, hubiera obtenido la absoluta), CC bajó a 9 y los 2 ediles del PP (Eva Navarro, polémica candidata colocada por Cristina Tavío, y Luismi Rodríguez) se convirtieron en llave.
El primer pacto “antinatura”: PSOE y PP
Lo que parecía inverosímil, casi imposible y “antinatura” (palabra fetiche de Brito, que habría que saber qué diría del pacto actual, aunque muchos lo intuyen) se dio. Por sus duras críticas a Navarro y su equipo (algunos “medios” incluidos) y porque en aquel PP estaban hartos de sentirse usados por CC, desde el resultado de 2007 comenzaron conversaciones entre el PSOE y PP que, pese a la presión de CC a todo tipo de escalas y hasta de populares que se oponían a un pacto así (Lope Afonso y Pedro González), el gobierno PSOE-PP fraguó. De hecho, hasta Navarro posó (casualmente, pero en una gran metáfora tras el pleno: ver foto) con una rosa roja por fuera del consistorio el día de la llegada (16 de junio) de la primera alcaldesa (Padrón), la actual Diputada del Común, con ella como primera teniente de Alcalde.
Por supuesto, un pacto así requiere muchas costuras, por lo que, para evitar fricciones innecesarias, hasta acuerdan no llevar a pleno cuestiones nacionales que dividieran el voto con un Brito a la caída y salivando su frustración, que no disimuló en plenos, medios y el día a día. Sin embargo, y aunque los primeros meses pareció que la cosa funcionaba, pronto comienzan los choques entre Padrón y Navarro, la lucha por la imagen y afirmaciones de ediles clave, como María Jesús Ferrer (PSOE), de que uno “amanece meado si se acuesta con niños”, en relación a la supuesta bisoñez e insustancia de Navarro y otros. En octubre de 2008, Padrón destituye solo a Navarro, Rodriguez dimite y, tras meses en minoría socialista, la presión de Brito a CC y PP propicia en 2009 otra censura previo salto pa’ rriba de Navarro.
En 2011, CC baja de 9 a 8, el PSOE (con Padrón) logra su peor resultado hasta ahora (6, en lo que influye Vecinos por el Puerto, que saca 2) y se reedita el pacto de derechas, con un PP con 4. La repentina muerte de Brito (2014) dejó el bastón a su segunda desde hacía años, Sandra Rodríguez. Sin embargo, en 2015 gana en votos González (PSOE), que empata a 7 con el PP de Afonso, frente a los 4 de CC (que empezó su declive, como en Los Realejos, donde se quedó en 1). Pese al pacto regional CC-PSOE (que venía desde el de 2011 entre Rivero y José M. Pérez), en el Puerto no se fuerza un gobierno PSOE-CC ni una censura, preparada para 2016, al abortarla Marrero. Y, así, el acuerdo PP-CC dura esos 4 años.
Ya en 2019, González gana de nuevo y sube a 8, igual que el PP, CC baja a 2 (su peor cifra, que aún mantiene) y llega el pacto PSOE-ACP (que había repetido, con 3 ediles, lo de 2015). Tras este cogobierno, el PSOE acaricia la absoluta (sube a casi 11), el PP baja a 7, ACP desciende a 2 y CC sigue, por poco, con dos. Lo demás es historia reciente y se resume en otra censura en un pueblo muy politizado, dividido de forma encarnizada y que encara 3 años con incertidumbre, aunque con récord de empleo, ocupación hotelera, gran dinamización en supuesta temporada baja y la seguridad de que el Gobierno regional y el Cabildo se volcarán para que el nuevo pacto no fracase.
Escrito por Alvaro Morales
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