El Ejército fortalece la lucha contra los incendios forestales en Tenerife

El Ejército fortalece la lucha contra los incendios forestales en Tenerife

Por Adrián Galván. | La huella dejada por los incendios del verano pasado en Tenerife será, sin lugar a dudas, difícil de borrar. A pesar de la admirable capacidad de regeneración del pino canario, la sociedad tinerfeña no olvida el trauma de ver sus montes arder hace ya un año. La tristeza que se respiró entonces, con las cenizas cayendo del cielo, y la impotencia sentida por todo el pueblo al escuchar las turbinas de los hidroaviones sobrevolando la capital, hicieron comprender a la mayoría que no se puede permitir que un incendio de esa magnitud vuelva a suceder en el futuro.

Ante esta situación, el mensaje del Cabildo y su presidenta, Rosa Dávila, en los últimos meses ha sido claro, al declarar la “guerra a los pirómanos” y desplegando “el mayor operativo contra incendios de Canarias”. Este año, la gran aportación de este novedoso dispositivo ha sido, sin duda, la inclusión del Ejército, que, desde el 1 de julio, ha desplegado 920 patrullas para participar en la protección de los montes de la Isla en la denominada Operación Prometeo, en la que también participan Brigadas Forestales insulares, el Consorcio de Bomberos y la Guardia Civil.

Cada mañana, el capitán Sancho reúne a sus diez patrullas para coordinar las misiones del día. Antes de comenzar la jornada, el jefe del dispositivo militar, en constante comunicación con los agentes del Cabildo, determina e informa a sus compañeros sobre la situación meteorológica y el nivel de riesgo de incendios. Estos datos son imprescindibles para la planificación diaria y, como bien apunta el coronel Alberto Chelino, han tenido que familiarizarse con ellos rápidamente.

Siguiendo el ejemplo de Galicia, que desde 2008 ha consolidado la participación del Ejército de Tierra y de la Armada en la Infantería de Marina, Canarias se ha convertido en la segunda Comunidad autónoma en desplegar militares en sus bosques. Como bien indica Chelino, su labor es clara: “Contribuir a la prevención de incendios forestales mediante la presencia, la vigilancia y la disuasión de nuestras patrullas en todas las zonas en las que operamos”, recordando, eso sí, que “nuestro trabajo no consiste apagar incendios”.

La presencia de estas patrullas no solo aporta una figura de disuasión imponente, sino que también proporciona más personal y medios para controlar de manera más efectiva los montes. Con la firma de este nuevo convenio, se han incrementado los recursos técnicos, incorporando 14 vehículos todoterreno, medios de visión nocturna, planos y dispositivos electrónicos, como tablets y móviles con cartografía.

El balance, según Defensa, es hasta la fecha más que positivo y afirman que la seguridad, incluso en los núcleos cercanos al monte, ha aumentado gracias a su presencia. Esta labor cotidiana de disuasión, que se prolongará hasta el 30 de septiembre, la realizan con orgullo el equipo militar, como señala el jefe del dispositivo: “Todos lo hacemos con entusiasmo porque sabemos y sentimos que estamos ayudando a la gente”.

“La acogida ha sido excepcional”

El reciente operativo ha obligado a la mayoría de los 32 militares desplegados a adaptarse a tareas que no habían realizado antes. Desde el principio, la comunicación con aquellos que llevan años trabajando en estas misiones en las Islas ha sido fundamental. “Se realizaron una serie de reconocimientos con el Cabildo y el Cecopin (Centro de Coordinación de Extinción de Incendios), con las que se nos actualizó sobre el operativo, los diferentes niveles de incendio y lo que implica cada uno de ellos”, explica Alberto Chelino.

Para facilitar la comunicación entre los distintos agentes de la Operación Prometeo, los medios tecnológicos están siendo un aspecto esencial. Conectados a través de una aplicación común, los militares en el terreno disponen de walkies distribuidos por el Cabildo, que no solo les permiten contactar con el Cecopin en cualquier circunstancia, sino que también monitorizan su ubicación. Esto refuerza la seguridad, como señala el Ejército, en caso de que alguna de las patrullas enfrente algún problema.

“La información fluye muy rápido”, asegura el capitán Sancho, quien, según explica, cuentan “con una célula de seguimiento permanente que monitoriza los movimientos de las patrullas. Esta información se almacena y se remite al Cecopin”. Del mismo modo, “ellos nos brindan información diaria para desarrollar nuestras labores”.

En caso de detectar un fuego, también las patrullas tienen únicamente la responsabilidad de informar, aunque admiten que, en algunos casos excepcionales, han llegado a intervenir directamente: “Ayer mismo, una de nuestras patrullas en Güímar vio un conato de incendio con un arbusto que estaba ardiendo. Al estar relativamente cerca y tratarse de un conato pequeño, nuestra patrulla intervino”, comenta Chelino.

Más allá de la vigilancia y disuasión, los militares desplegados en la Operación Prometeo juegan un papel crucial en la transmisión de información y la comunicación con la población. En numerosas ocasiones, las infracciones nacen del desconocimiento: “Es común que la gente planee hacer una barbacoa o fume sin saber que estamos en nivel 1. Muchas veces, nuestra tarea es informarles de que está prohibido”, aclara el coronel. Una labor que, junto con las demás, está siendo recibida por la ciudadanía de manera “totalmente positiva”.